Línea COPE
Sería magnífico que en España se abriera un debate serio sobre el aborto. La Biología y la Medicina han avanzado mucho desde que se despenalizó esta práctica en determinados supuestos, hace más de 20 años. No hay duda de que existe un nuevo ser humano desde el momento de la concepción; los riesgos del embarazo para la salud de la mujer son prácticamente inexistentes frente al trauma psicológico del aborto, y contamos con más medios para ayudar a las embarazadas en riesgo de exclusión social. Por otra parte, las macabras prácticas de las clínicas abortistas han dejado bien claro que el aborto nada tiene de romántico.
Sería magnífico que en España se abriera un debate serio sobre el aborto. La Biología y la Medicina han avanzado mucho desde que se despenalizó esta práctica en determinados supuestos, hace más de 20 años. No hay duda de que existe un nuevo ser humano desde el momento de la concepción; los riesgos del embarazo para la salud de la mujer son prácticamente inexistentes frente al trauma psicológico del aborto, y contamos con más medios para ayudar a las embarazadas en riesgo de exclusión social. Por otra parte, las macabras prácticas de las clínicas abortistas han dejado bien claro que el aborto nada tiene de romántico.
Pero no será éste el cometido de la Subcomisión creada ayer en el Congreso, que persigue abiertamente su despenalización total. Sólo el Partido Popular votó en contra, pese a reiterar que se trata de una cortina de humo para camuflar los problemas de la economía. Tampoco es desdeñable que el PSOE intente desgastar al PP y asociarle con lo que denomina “posiciones ultraconservadoras”. Si es así, los socialistas podrían haber cometido un error estratégico de bulto. El Partido Popular es hoy el único con representación parlamentaria que demuestra un mínimo de sensibilidad por el no nacido. Si adoptan una posición tibia, los populares corren el riesgo de alejarse de buena parte de su electorado. Pero si son valientes, tienen la ocasión perfecta para pescar en otros caladeros. El PSOE presupone que la defensa de la vida es antipática, y no es así. Promover que se mate a inocentes sí lo es. Por eso hay que modificar la ley vigente, pero en sentido opuesto al que proponen la izquierda y los nacionalistas
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