Los obispos ante el aborto: "El derecho a la vida no es una concesión del Estado"
La Conferencia Episcopal Española muestra en una declaración hecha pública hoy, que el anteproyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo pretende calificar el aborto provocado como un "derecho" que habría de ser protegido por el Estado y calificó este hecho de "fuente envenenada de inmoralidad e injusticia que vicia todo el texto".
Comisión Permanente de la CEE
"Decidir abortar es quitar la vida a un hijo ya concebido y eso sobrepasa con mucho las posibles decisiones sobre el propio cuerpo, sobre la salud de la madre o sobre la elección de la maternidad", afirma la declaración hecha pública hoy por la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal.
Asimismo destacan que “se facilita a las gestantes la eliminación de sus hijos, en lugar de proteger la maternidad y la familia para evitar que las mujeres se conviertan en víctimas del aborto”.
De igual manera, en cuanto a la educación, instrumentalizada también al servicio del aborto, los obispos afirman que “se comete la injusticia de imponer una determinada educación moral sexual, que, además, por ser abortista y “de género”, tampoco será eficaz ni como verdadera educación ni como camino de prevención del aborto."
Los obispos aseguran que sus reflexiones se dirigen "a todos" y piensan que podrían ser aceptadas también por muchos que no comparten la fe católica, pues giran en torno, argumentan, "al derecho de la vida de todo ser humano inocente, un patrimonio común de la razón humana".
En la nota de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, los obispos tratan 6 puntos.
1. La mera voluntad de la gestante anula el derecho a la vida del que va a nacer.
Los obispos afirman que "en las primeras catorce semanas, la gestante decide sobre la muerte del que va a nacer: la violación del derecho a la vida, tratada como si fuera un derecho” y explican que “decidir abortar es optar por quitar la vida a un hijo ya concebido y eso sobrepasa con mucho las posibles decisiones sobre el propio cuerpo, sobre la salud de la madre o sobre la elección de la maternidad”.
2. La salud como excusa para eliminar a los que van a nacer.
La declaración de la Permanente afirma que “hasta la vigésimo segunda semana, ambiguas indicaciones médico-sociales: la medicina y la sanidad, falseadas, al servicio de la muerte” y muestran que “abortar no es nunca curar, es siempre matar”.
“Incluir el aborto en la política sanitaria falsea siempre gravemente el acto médico, que queda desnaturalizado cuando es puesto al servicio de la muerte”, afirman los obispos.
3. Se niega o devalúa al ser humano para intentar justificar su eliminación.
Los obispos explican que “frente a la evidencia de que donde hay un cuerpo humano vivo, aunque sea incipiente, hay un ser humano y una dignidad humana inviolable, se establecen plazos de gestación y de presencia humana de los que no es posible dar razón suficiente”.
“Porque es muy dura reconocer que el fruto de la fecundación es un ser humano, distinto de la madre, aunque dependiente de ella, y, al mismo tiempo, afirmar que se le puede quitar la vida simplemente porque así lo decide quien lo gesta. Sería tanto como reconocer que hay un derecho a matar a un inocente. La razón humana se vendría debajo de modo clamoroso”.
4. No se apoya a la mujer para ahorrarle el trauma del aborto y sus graves secuelas.
En la Nota se explica que “se facilita a las gestantes la eliminación de sus hijos, en lugar de proteger la maternidad y la familia para evitar que las mujeres se conviertan en víctimas del aborto” y agradecen la dedicación “de tantas personas, que un número cada vez mayor de instituciones eclesiales o civiles, se dedican a prestar su apoyo personal a las mujeres gestantes”
5. Privar de la vida a los que van a nacer no es algo privado.
“Se deja al arbitrio individual la vida de los que van a nacer, en vez de reconocerla como un fundamental elemento constitutivo del bien común que merece protección y promoción”, afirma la declaración, que que hace hincapié en que “eliminar una vida humana no es nunca un asunto meramente privado”.
6. La educación, instrumentalizada también al servicio del aborto.
“La injusta imposición de una determinada concepción del ser humano a toda la sociedad por medio del sistema educativo, inspirado además en modelos antropológicos parciales y poco respetuosos de la verdad del ser humano, no podrá dar frutos buenos”.
Conclusión: por el Pueblo de la Vida.
Los obispos, refiriéndose al Anteproyecto de Ley afirman que “ningún católico coherente con su fe podría aprobarla ni dale su voto”, y añaden que “tampoco debería hacerlo nadie que atienda a los justos imperativos de la razón”.
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