Las crónicas de los últimos tiempos nos llenan de dolor al ver tantos niños maltratados, utilizados, prostituidos..., y oprime el corazón ver tanta maldad, tanta falta de cariño hacia esos seres indefensos que no pueden protestar porque se les niega toda libertad y todo derecho.
En todas las épocas, la infancia ha sido causa de alegría y gozo, junto con una indefinible emoción al pensar que serán nuestro relevo generacional dentro de unos años.
Actualmente ha caído sobre nosotros, cual mancha negra y opresora, la ley del aborto, tan traído y llevado y que tantos enfrentamientos produce.
Nuestros gobernantes siguen en su empeño de aprobar esta ley sin detenerse en sus consecuencias, ni en las opiniones contrarias de científicos, catedráticos, biólogos..., opuestos totalmente a esta ley que tiende directamente a la muerte de millones de seres inocentes con vida propia y latente en el seno de la madre.
La humanidad sufre hoy un cáncer mortal, que es la incapacidad de amar y de discernir sobre el bien y el mal. Podemos preguntarnos, ¿por qué el hombre ha llegado a estos niveles actuales de crueldad y egoísmo?
El cariño genera cariño, tenemos necesidad de personas que sean capaces de generar amor y esperanza, que es lo que falta en el mundo de hoy. Sin miedo a equivocarme, pienso que la columna vertebral de donde surge la comprensión y la esperanza es la familia. La familia unida sabe compartir, acoger, dialogar, es una escuela de convivencia donde uno se prepara para afrontar el futuro.
@Mª Teresa Josa/Diari de Tarragona
domingo, 2 de agosto de 2009
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