«Gustavo Bueno percibe más corrupción ideológica, más degradación en la nueva ley del aborto que en el caso Gürtel»
Si se fijan, quienes han impulsado la Ley del aborto 'pasan' de la biología celular, la embriología, la genética, 'pasan' de los estudios sobre el genoma humano que han servido para identificar en el embrión un código genético (humano) que nos acompañará toda la vida, diferenciado del de la madre que lo porta: se limitan a descalificar ideológicamente a sus oponentes como reaccionarios, portadores de creencias medievales sujetos al dictado de las convicciones religiosas de la Conferencia Episcopal.
Como se recordará, una mayoría de diputados apuntalaron en el Congreso la 'doctrina Aído', doctrina según la cual el 'nasciturus' es un ser vivo pero no es un ser humano; y respaldados por un comité de 'sabios' elegidos para la ocasión, negando el carácter humano de la criatura de menos de 15 semanas, plasmaron el derecho de las mujeres a recurrir (para desembarazarse) al aborto en la Ley que ha entrado en vigor. Sobre el particular, quizá recuerden la contestación que C. Jimeno ofrecía en esta sección a F. Loza a propósito de esta ley: Loza sostenía (16/4) que la vida humana comienza desde la fecundación; por tanto, a su entender, una ley que no la protege (desde ese primer momento) es una aberración. Jimeno -sin dar explicación alguna sobre la tesis que él sostenga- despacha el asunto como en su día hiciera la ministra Aído replicando (7/5) que «dicha afirmación -que la vida humana comienza desde la fecundación- no es unánimemente compartida por todos los científicos». Planteada la controversia sobre la «condición humana» del embrión, ¿se imaginan Vds. quién acaba sacando a relucir trasnochadas creencias medievales? Nuestro paisano y filósofo Gustavo Bueno, en su último libro 'El fundamentalismo democrático' lo deja muy claro.
Señala Bueno que hay un antes y un después del invento del microscopio en el siglo XVll. Se lo pueden imaginar. Se entiende que -con los conocimientos de los que disponían- filósofos y teólogos medievales, caso de Tomás de Aquino en el siglo XIII, trazasen una línea divisoria -en torno a la 7ª u 8ª semana del embarazo- que separaría la fase 'prehumana' de la fase 'humana' (bien-formada), en que el feto presenta (ya) una morfología humana perceptible. Esta distinción de fases permitía proponer -en la tradición cristiana de ese tiempo- el momento en que «el alma se une al cuerpo». Pero mientras la Iglesia -que no desconoce los avances científicos- ha superado semejante tradición y hoy su doctrina retrotrae cuando menos el comienzo de la vida humana a la fecundación del óvulo por el espermatozito, la creencia medieval es recuperada y adaptada por los 'progresistas' para justificar una ley de plazos del aborto.
Y así, ZP, sin más fundamento en sus alforjas que la que pudiera tener un clérigo rebotado que recuerde la distinción medieval -premicroscópica- reseñada líneas antes, se levanta un buen día pensando en dar un 'giro a la izquierda', para lo que se procura un comité de 'sabios' que avale (éticamente) la regulación del aborto.
Este comité no encuentra inconveniente en establecer la semana 14 como un límite ético y jurídico que no debiera traspasarse. Y uno (que no sea un débil mental) se preguntará: ¿por qué en la semana 14? ¿Qué tiene de especial o trascendente la semana 14? ¿Querrán decir que un feto de 14 semanas y una hora tiene ya condición humana y antes no? Sin saberlo, y de mala manera, ZP y cía acaban «tomando prestado» la teoría (medieval) de un doctor de la Iglesia -santo Tomás- ¡del siglo XIII! ¡La monda! No se extrañen por tanto de que Bueno llegue a manifestar que percibe más corrupción ideológica, más degradación en esa ley que en el caso Gürtel. Así está el patio. Como para alcanzar un Pacto por la Educación: ¿para enseñar qué? ¿La 'doctrina Aído'?
@ENRIQUE PRADAS MARTÍNEZ/ La Rioja.com
Si se fijan, quienes han impulsado la Ley del aborto 'pasan' de la biología celular, la embriología, la genética, 'pasan' de los estudios sobre el genoma humano que han servido para identificar en el embrión un código genético (humano) que nos acompañará toda la vida, diferenciado del de la madre que lo porta: se limitan a descalificar ideológicamente a sus oponentes como reaccionarios, portadores de creencias medievales sujetos al dictado de las convicciones religiosas de la Conferencia Episcopal.
Como se recordará, una mayoría de diputados apuntalaron en el Congreso la 'doctrina Aído', doctrina según la cual el 'nasciturus' es un ser vivo pero no es un ser humano; y respaldados por un comité de 'sabios' elegidos para la ocasión, negando el carácter humano de la criatura de menos de 15 semanas, plasmaron el derecho de las mujeres a recurrir (para desembarazarse) al aborto en la Ley que ha entrado en vigor. Sobre el particular, quizá recuerden la contestación que C. Jimeno ofrecía en esta sección a F. Loza a propósito de esta ley: Loza sostenía (16/4) que la vida humana comienza desde la fecundación; por tanto, a su entender, una ley que no la protege (desde ese primer momento) es una aberración. Jimeno -sin dar explicación alguna sobre la tesis que él sostenga- despacha el asunto como en su día hiciera la ministra Aído replicando (7/5) que «dicha afirmación -que la vida humana comienza desde la fecundación- no es unánimemente compartida por todos los científicos». Planteada la controversia sobre la «condición humana» del embrión, ¿se imaginan Vds. quién acaba sacando a relucir trasnochadas creencias medievales? Nuestro paisano y filósofo Gustavo Bueno, en su último libro 'El fundamentalismo democrático' lo deja muy claro.
Señala Bueno que hay un antes y un después del invento del microscopio en el siglo XVll. Se lo pueden imaginar. Se entiende que -con los conocimientos de los que disponían- filósofos y teólogos medievales, caso de Tomás de Aquino en el siglo XIII, trazasen una línea divisoria -en torno a la 7ª u 8ª semana del embarazo- que separaría la fase 'prehumana' de la fase 'humana' (bien-formada), en que el feto presenta (ya) una morfología humana perceptible. Esta distinción de fases permitía proponer -en la tradición cristiana de ese tiempo- el momento en que «el alma se une al cuerpo». Pero mientras la Iglesia -que no desconoce los avances científicos- ha superado semejante tradición y hoy su doctrina retrotrae cuando menos el comienzo de la vida humana a la fecundación del óvulo por el espermatozito, la creencia medieval es recuperada y adaptada por los 'progresistas' para justificar una ley de plazos del aborto.
Y así, ZP, sin más fundamento en sus alforjas que la que pudiera tener un clérigo rebotado que recuerde la distinción medieval -premicroscópica- reseñada líneas antes, se levanta un buen día pensando en dar un 'giro a la izquierda', para lo que se procura un comité de 'sabios' que avale (éticamente) la regulación del aborto.
Este comité no encuentra inconveniente en establecer la semana 14 como un límite ético y jurídico que no debiera traspasarse. Y uno (que no sea un débil mental) se preguntará: ¿por qué en la semana 14? ¿Qué tiene de especial o trascendente la semana 14? ¿Querrán decir que un feto de 14 semanas y una hora tiene ya condición humana y antes no? Sin saberlo, y de mala manera, ZP y cía acaban «tomando prestado» la teoría (medieval) de un doctor de la Iglesia -santo Tomás- ¡del siglo XIII! ¡La monda! No se extrañen por tanto de que Bueno llegue a manifestar que percibe más corrupción ideológica, más degradación en esa ley que en el caso Gürtel. Así está el patio. Como para alcanzar un Pacto por la Educación: ¿para enseñar qué? ¿La 'doctrina Aído'?
@ENRIQUE PRADAS MARTÍNEZ/ La Rioja.com
1 comentario:
Mi solidaridad con el blog. Asistimos a la ejecución sumarísima de seres inocentes. Quienes se llenan la boca de ética y progresismo no son más que unos verdugos.
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