Un pensado y lógico artículo sobre el aborto publicado por la Estrella Digital de José Luis Manzanares que compartimos plenamente.
Gracias Jose Luis Manzanares por este artículo en el qeu tus pensamientos y creencias no reflejan nada más que la verdad que nos quieren ocultar con los tectnicismos y la utilización de los medios para que haya quien considere normal lo que no es otra cosa que un brutal asesinato.
Merece la pena leerlo y rezar para que alguno o alguna de los hoy en día defensores del aborto puedan reflexionar sobre lo que en él se dice, aunque lo dudamos por la propia naturaleza de los proabortistas.
El aborto
José Luis Manzanares
Hay una nueva vida humana desde el momento de la concepción. La viabilidad del feto fuera del claustro materno es algo accesorio que depende de los avances de la medicina y de la técnica. La existencia de un nuevo ser no está condicionada por el último modelo de incubadora.
El feto no es una verruga o, en palabras de un ilustre jurista, un juanete que se opera a voluntad de la mujer. El "nosotras parimos, nosotras decidimos" es una falacia que podría aplicarse también al recién nacido, al lactante o al niño que aún no puede valerse por sí solo. Todo sería cuestión de tiempo.
Si la madre -perdón por la palabra- tuviera un derecho al aborto sobraría todo régimen de indicaciones. Ella decidiría según su particular conveniencia, sopesando los riesgos que la intervención comporta, no para el feto, sino para ella misma.
El Tribunal Constitucional ya se pronunció en el sentido de que la vida del "nasciturus" se encuentra protegida por el artículo 15 de nuestra Carta Magna, si bien tal derecho pueda ceder en ocasiones ante los intereses legítimos de la embarazada. Esta doctrina no es compatible con el aborto libre, pero los magistrados cambian. Y se hacen juegos malabares con el "dije", el "digo" y el "Diego".
No vale disimular con tecnicismos semánticos la muerte alevosa de un ser indefenso. El aborto sigue siendo aborto, aunque lo llamemos interrupción voluntaria del embarazo o IVE, como ahora propone la hipocresía dominante. No se aborta, sino que se "ivea" en clínica privada o como prestación de la salud pública. La muerte de una criatura humana desaparece del lenguaje burocrático.
El aborto rompe la solidaridad -¿les suena la palabra?- en la lucha del hombre con la muerte. El aborto es violencia de la peor especie y contribuye -ahora con la bendición de los poderes públicos- a la configuración de una sociedad cada vez más egoísta y cobarde, siempre en perjuicio de los débiles.
El aborto libre servirá para acallar la conciencia de las abortistas. Nada mejor que la proclamación del derecho a disponer libremente del propio cuerpo y de cuanto se halla en su interior. Se acabaron los escrúpulos y los remordimientos de una moral bobalicona.
Gracias, pues, y votos a los pontífices de la nueva religión. Crecerá el número de las mujeres orgullosas de haber abortado. Un ejemplo del feminismo triunfante. O sea, de su particular concepción del feminismo.
La frivolización del aborto se completa al prescindir del consentimiento paterno cuando la mujer ha cumplido dieciséis años. Aún no podrá conducir un automóvil, pero sí matar, con todas las bendiciones legales, al ser que lleva en sus entrañas. Y es que, como dijo un catedrático progresista "sostener que existe vida humana en el embrión es un acto de fé, no de ciencia".
Dicen que la nueva ley evitará que las mujeres que aborten vayan a la cárcel, pero quizá hasta ahora no haya ido ninguna.
Los próximos serán los ancianitos.
miércoles, 11 de marzo de 2009
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